Administrar un negocio
- Pedro Figueroa Bustamante
- 24 feb 2016
- 3 Min. de lectura

No es sólo estar detrás de un escritorio consultando cifras y haciendo proyecciones; administrar un negocio es salir a la calle y empaparse del mundo. Entender que la empresa es como un barco y el entorno como el mar: para saber cómo navegar hay que calar el clima, los vientos, las provisiones de nuestro barco; hay que conocer perfectamente aquello que administramos para así poder determinar su mejor curso de acción. (Visión y planeación y uso de recursos)
Administrar un negocio consiste en utilizar la adecuada herramienta en el momento oportuno. Hay una frase que dice que “si todo lo que usted tiene es un martillo, entonces pensará que todo problema es un clavo”. Un buen administrador es ingenioso y recursivo, sabe afrontar cada dificultad con diplomacia o mano firme, con calma o con presteza, sabe que muchas veces lo más importante está en aquello que su cliente no dijo con palabras (Manejo de conflictos y comunicación)
Administrar un negocio radica en entender que las circunstancias no son constantes, que lo que funcionó en el pasado puede incluso ser una receta actual para el fracaso; un buen administrador sabe que el mundo de los negocios es un ente vivo que cambia y se transforma minuto a minuto y que la única manera de tener éxito es manteniéndose corriendo al mismo ritmo que la vida actual: reformas, tendencias, reestructuras, era digital… el administrador tiene que estar a la par de su propio ambiente y entender que vivimos en una nueva era, una era en la que el rápido se come al lento (El cambio)
Un buen administrador sabe que la contabilidad es el idioma de los negocios y que si espera entender y hacerse entender, necesito conocerlo. Administrador es aquel que lee la cifra y entiende la historia que hubo detrás, pero lo que es más importante, un administrador sabe qué decisiones tomar a raíz de esa historia (Los números)
Un buen administrador conoce a su gente. Sabe de las capacidades de cada miembro de su equipo y se preocupa de asignarle aquellas responsabilidades que realcen dichas capacidades. En cierta forma, un administrador es un director de equipo con un grupo humano en sus manos de las habilidades más variadas, siendo su estrategia la diferencia vital entre perder la partida o ganar el campeonato. Un buen emprendedor sabe que si encuentra una estrategia adecuada, ha encontrado el corazón del negocio (La gente)
Un administrador sabe que hay una diferencia entre el éxito y las buenas intenciones: la ejecución. Saber lo que hay que hacer es importante, ocuparse de que se haga, es vital. (Ejecución)
Un buen administrador saborea su trabajo. Se emociona ante la idea de la empresa que dirige, vive los retos y disfruta conquistarlos, entiende el mundo de los negocios como una apasionante cosa cambiante de la cual le fascina formar parte (Pasión)
El administrador tiene muy claro que el negocio a su cargo, sea del giro que sea, requiere tener una fructífera relación con su cliente y que la única manera de hacerlo es ofrecerle valor. Crear conceptos que no existían, mejorar los ya existentes, ayudarle a realizar procesos de una manera más eficiente, de una manera que no se le había ocurrido; la labor del administrador consiste en dirigir el negocio de tal manera que vaya sembrando valor y creando conceptos a donde vaya (Negocio como creador de conceptos)
El administrador es aquella persona que está dispuesta a vivir en un mar de incertidumbre para lograr que aquellos que están a su cargo crean que el mundo es seguro; y lo hace día a días, los 365 días del año y sin claudicar jamás, porque si hay algo que distingue a un administrador es su tenaz decisión de seguir adelante (Incertidumbre y tenacidad)
Y tú, ¿eres administrador de negocios?
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